
Según el origen de sus influencias, podríamos hacer una división fundamental entre la música euro-cubana y la afro-cubana, y de una muy extensa derivación de ambas, con sus variadas manifestaciones populares a través de los años y por las cuales la música de Cuba ha sido siempre reconocida a través del mundo y por muchas generaciones.
Cualquier clasificación que se pretenda hacer de la música cubana dependerá más bien del grado de mezcla entre las influencias europeas y africanas que se descubran en ella. Ahora bien, reducirla a esta clasificación sería demasiado simple, pues en realidad la música cubana es el rico y complejo resultado de la fusión creativa de estas dos fuentes, al que se ha adicionado históricamente la influencia de las más diversas culturas y tendencias musicales.
Hoy día se vive un nuevo boom de la misma, resultado del redescubrimiento, al menos a nivel comercial y de los grandes circuitos de la música, de lo que es un pujante movimiento musical que va desde la denominada salsa, hasta la música electroacústica pasando por el jazz el rock y la música clásica.
Figuras como Compay Segundo, Celina & Reutilio, Ibrahim Ferrer, Silvio Rodríguez, Ernesto Lecuona, Pablo Milanés, Omara Portuondo, César Portillo de la Luz y Chucho Valdés, entre muchos otros, son tal vez muestra de la diversidad y riqueza de esta música, que es considerada por algunos, junto a los Estados Unidos y Brasil, como una de las fuentes más importantes de la música popular contemporánea.
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